¿Qué pasa cuando invitas a los y las niñas a pintar?

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Te invito a conocer la historia del proyecto “Lxs niñxs del callejón”, nuestro proyecto más vivo, más real y más transformador.

¿Qué pasa cuando le das un pincel a un niño y le dices: “aquí puedes crear lo que quieras”? ¿Qué ocurre cuando un estudio de arte deja de ser un espacio cerrado y se convierte en un punto de encuentro vivo entre la comunidad, la infancia y el color? Así nació “Lxs niñxs del callejón”: un proyecto artístico y comunitario que comenzó con una invitación espontánea a pintar, y que hoy se ha convertido en un espacio de libertad, expresión y transformación en pleno corazón de Bucerías. Desde Casa México 24, esta historia sigue creciendo, pincelada tras pincelada.

Un gesto simple que abrió un mundo

Todo comenzó un día cualquiera, mientras pintaba un cuadro colaborativo en la entrada de Casa México24. Unos niñxs se acercaron a ver lo que hacía, con esa mezcla de timidez y curiosidad que tanto los caracteriza. Les ofrecí pinceles y les dije: “¿quieren pintar?”. Aceptaron sin dudar. Ese fue el primer momento de magia.

Desde entonces, no han dejado de regresar. Lo que parecía un encuentro casual se transformó en una relación de confianza y afecto.

Al principio eran tres, luego cinco, y hoy más de 25 niñxs —de entre 11 meses y 15 años— han pasado por este estudio a puertas abiertas. Han creado más de 200 obras: cuadros colaborativos, dibujos libres y pinturas que nacen de su imaginación o de lo que observan en la calle, en la playa, en sus casas.

Quiénes son lxs niñxs del callejón

Muchxs de ellxs pertenecen a comunidades indígenas tzotziles. Trabajan en las calles y playas vendiendo artesanías junto a sus familias, y la mayoría no asiste a la escuela. Otros son vecinos del barrio, niñxs que sí estudian pero viven en contextos de vulnerabilidad social. Todos, sin excepción, comparten una gran creatividad y el deseo de jugar, de expresarse, de ser vistos.

Este proyecto no busca imponer, sino abrir. Aquí se respeta su identidad, su idioma, sus ritmos y formas de estar en el mundo. Cada obra y dibujo que hacen es una ventana a su universo interior, y también un espejo para la comunidad.

¿Por qué abrir el estudio a las infancias?

Porque creo que el arte no es un lujo, es un derecho. Porque imaginar, jugar y crear es parte fundamental del desarrollo humano. Porque dedicar tiempo a lxs niñxs es apostar por un futuro más sensible, justo y consciente.

También fue un acto disruptivo. Muchas personas creen que lxs niñxs “no saben comportarse” en espacios de arte, que podrían hacer desastre o romper algo. Pero lo que descubrí fue exactamente lo contrario: respetan el arte profundamente. Lo observan, lo valoran, lo comentan. Y sobre todo, han comprendido que este lugar se cuida entre todxs. Al final del día, recogen, limpian, acomodan. Asumen la responsabilidad de habitar un espacio común.

El arte como lenguaje común

Aquí no importa si saben leer o escribir. Lxs niñxs que vienen al estudio saben sumar, restar, mezclar colores, inventar formas, contar historias con dibujos. El arte es nuestro idioma compartido.

Cada sesión es distinta. A veces hablamos mucho, otras veces pintamos en silencio. A veces pintamos con pinturas, a veces solo dibujamos con un lápiz. A veces hacemos retratos, otras veces llenamos hojas con garabatos y sueños. Lo que siempre sucede es que el arte conecta. Nos conecta con nosotrxs mismxs, entre nosotrxs y con el entorno.

Valores que se viven en cada trazo

Este proyecto no enseña valores con palabras, los vive. Cada encuentro es una oportunidad para practicar el respeto, la colaboración, la confianza, la empatía, el cuidado mutuo y la imaginación. Son valores que florecen desde el ejemplo, desde lo cotidiano.

Cuando un niñx presta un color, espera su turno, le enseña a otro, está aprendiendo algo más profundo que la técnica artística: está viviendo una ética del convivir.

Un proyecto real, no perfecto

“Lxs niñxs del callejón” no fue un proyecto planeado. No hay una estructura formal ni financiamiento externo. Y sin embargo, aquí sucede algo poderoso todos los días. Aquí el arte no está encerrado en marcos, sino que se derrama por el callejón, en las miradas, en los trazos, en las conversaciones.

Es un proyecto real. Vivo. Que fluye entre días de caos y días de calma. Con errores y aprendizajes. Como la vida misma. Y eso es precisamente lo que lo hace tan valioso. El estudio se ha convertido en un punto de referencia para lxs niñxs del barrio, un espacio seguro donde pueden ser, imaginar y crear.

Con este proyecto no buscamos expandirnos: queremos vivir, mantener y nutrir con dignidad nuestro metro cuadrado. La mejor manera de ayudarnos es adquiriendo nuestras obras de arte, ya que eso contribuye directamente a la paz mental y financiera de lxs artistas, permitiéndonos dedicar tiempo, ternura y presencia a lxs niñxs.

Proyecto transformador

Este proyecto me ha transformado tanto como a ellxs. Me ha recordado que el arte no necesita permiso para florecer, solo espacio, tiempo y presencia. Me ha enseñado que cuando confiamos en la infancia, ellxs nos muestran caminos que habíamos olvidado. Que en lo pequeño, en lo invisible, en lo cotidiano, está la semilla del cambio.

Si este proyecto te inspira, compártelo. Si quieres visitar Casa México24 gallery, conocer más sobre “Lxs niñxs del callejón” o contribuir de alguna forma, las puertas están abiertas. Porque todxs merecemos un lugar donde imaginar. Porque a veces, solo hace falta una invitación y un pincel para empezar a cambiar el mundo.

¿Y tú, qué harías si un niñx te pide pintar?